El artículo de hoy no será de recetas o de cómo dominar una técnica de pastelería básica o nueva. Esta dedicado a todos aquellos emprendedores que pasan por un bache de desmotivación, cero inspiraciones o desanimo. Y sobre todo, se lo dedico a una persona muy especial que me ha inspirado a escribir nuevamente, sin ella saberlo.
Verán, desde hace un par de semanas he tenido un poco más de tiempo, y decidí dedicárselo a este blog. Porque sin darme cuenta, ¡no había escrito nada desde el 2020!
Así que era hora de retomar una de las tantas cosas que me encanta hacer: enseñar y escribir, aunque no sea la mejor haciéndolo. Es un canal que me mantiene inspirada y con mucha pasión pasa seguir creando, sobre todo en esta profesión y este camino en el que el arte y la creatividad van de la mano con la pastelería y la técnica.
En ese tiempo extra, me senté una tarde que terminamos producción temprano, decidida a escribir y ofrecer una nueva entrada en el blog para esa misma tarde...
Pero me di contra una pared. No tenía de qué escribir. No sabía de qué hablar ni deseos de hacerlo, cuando antes era tan natural sentarme a escribir sin filtro ni límites de cualquier tema de pastelería o emprendimiento que me apasionara en ese momento. Para mí fue un llamado de atención muy grave.
Y es que hoy más que nunca, me siento presionada el triple a crear contenido para poder que más clientes lleguen a mí, para poder vender y mantener a flote el negocio. Para poder mantenerme. Estoy segura que no soy la única que está experimentando esto.
Para ser sincera, y sin preocupar demasiado a nadie (mamá sé que lees esto), me puse super triste de no poder fluir como antes lo hacía. Con naturalidad y sin esfuerzo. Y esto no solo estaba afectando el blog, si no mi entusiasmo de venir a trabajar y crear todos los días.
Deje pasar un poco el tiempo, sin presionarme tanto. La inspiración vendría de algún lugar. Pero no sabía ni cómo ni cuándo.
No fue hasta hace dos semanas, con la visita de mi prima Maxi, que pude sentir esa conexión nuevamente.
Para darles contexto, veo a Maxi muy poco, ya que vive en Estados Unidos. Pero cada vez que nos vemos nos contamos todo. Es como si no hubiese filtro, ni prejuicios. Ella es fotógrafa, y en una tarde que estuvo hablando conmigo mientras trabajaba, empezó a grabar todo el proceso, algo natural en ella debido a su pasión. Sin darse cuenta en esa tarde, me empezó ha hacer preguntar que desde hace mucho no me hacía. Cosas como ¿Te gusta ser perfeccionista y que todo sea idéntico y eres más natural y orgánica con tus postres? ¿Qué es lo que más te gusta en el proceso de los pasteles? ¿Por qué eso se hace así y por qué no “asa”?
Preguntas que parecen “tontas” pero que en el día a día olvidamos, y cuyas respuestas evolucionan con el tiempo. Esas preguntas que se nos olvida volverlas a hacer de tanto en tanto para saber que nos mueve y que podemos ofrecer al mundo.
Otro tema que hacía más latente esa falta de inspiración, es la evidente evolución que están sufriendo las redes sociales, por lo que hoy más que nunca debemos volver a hacernos estas preguntas para poder seguir. Y es que para muchos, las redes, son el principal motor de sus negocios. Aunque no debería ser así, es la realidad de una gran cantidad de emprendedores que dependen de la exposición que tengan (o no) para seguir hacer crecer su negocio.
Saber quiénes somos y porqué hacemos lo que hacemos, es la base que debemos seguir alimentando cada cierto tiempo, es lo que nos hará fluir y mostrar al mundo porque tenemos un valor distinto a los demás.
Si lees esto Maxi, GRACIAS por devolverme un poco de esa chispa que hace rato y sin darme cuenta había perdido en la monotonía de la rutina. Y para el que lee, espero que hacerte esas preguntas que me hicieron a mi hace dos semanas, te pueda ayudar a prender esa chispa que necesitas para terminar la semana, para emprender un nuevo proyecto o idea, o simplemente recordarte lo valioso que eres y porque estas en este camino de emprender que no es para nada fácil.
Dedicado a todas esas personas que nos inspiran. Porque los artesanos no somos máquinas dispensadoras de ideas o productos.
Démonos espacios para cultivar la creatividad, para mimarnos y dedicarnos a nosotros mismos y poder hacer mejor lo que nos apasiona ser y hacer.
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